Es bien sabido que la república mexicana alberga destinos naturales de una belleza incomparable. Uno de estos lugares es Manzanillo, en Colima, un encantador pueblo costero con las playas más hermosas, arena suave y dorada, y sus características casitas blancas que lo distinguen de otros destinos playeros.
Visitar Manzanillo es una experiencia única, ya que ofrece historia, cultura, gastronomía y también es una región salinera.
En el suroeste del territorio mexicano, frente al inmenso Océano Pacífico y cerca de Puerto Vallarta, se encuentra ubicado Manzanillo. Conocido como ‘La Perla del Pacífico’, este poblado alberga una historia que nos transporta años atrás.
Se dice que fue un asentamiento prehispánico habitado por diferentes grupos étnicos, y luego se convirtió en el punto de encuentro de los españoles tras su llegada a México.
En 1527, Álvaro Saavedra llegó a este destino y lo llamó Bahía de Santiago de la Buena Esperanza, desde donde Hernán Cortés planeaba conquistar Baja California. Finalmente, en 1825, el puerto fue rebautizado como Manzanillo, en honor a la flor que abunda en la región.
Desde entonces, Manzanillo se ha convertido en un destino turístico con una impresionante infraestructura y hermosas playas como La Audiencia y San Pedrito, así como Campos y Olas Altas, ideales para la práctica del surf.
Adicionalmente, Manzanillo, Colima se caracteriza por ser un lugar en el que por su perfecta ubicación se pueden realizar diferentes actividades acuáticas e inclusive practicar golf–ya que hay campos exclusivos para hacerlo–.
Sin embargo, este lugar también es conocido por ser una región salinera, especialmente en los alrededores de la Laguna Cuyutlán, un lugar donde se produce sal de características únicas.
Cuyutlán se encuentra ubicado en el municipio de Armería, un lugar donde se extrae gran cantidad de sal fina y flor de sal–baja en sodio–. Para lograr recolectarla existe un proceso meticuloso el cual consiste en hacer bordos manuales con el material de la laguna y posteriormente crear pequeños estanques.
Después se deja evaporar el agua salada con los rayos del sol y luego está lista para su recolección. Así que si tienes la oportunidad de visitar Colima, recorre sus playas y de paso la Laguna Cuyutlán.
Yuniet Blanco Salas